No se puede entender Lanzarote sin conocer la trayectoria artística de César Manrique, que ha dejado huellas imborrables en la isla.
César Manrique (1919-1992) viajó por diversas partes del mundo y, en 1964, se trasladó a vivir a Nueva York. El conocimiento directo del arte norte americano de la época le proporcionó una cultura visual fundamental para su trayectoria creativa posterior. En 1966, regresa de manera definitiva a Lanzarote. En la isla promueve un modelo de intervención en el territorio en claves de sostenibilidad que procuraba salvaguardar el patrimonio natural y cultural insular.
Paralelamente al compromiso con el territorio insular, Manrique abrió su trabajo creativo hacia otras manifestaciones artísticas. Así, elaboró un nuevo ideario estético, al que denominó arte-naturaleza/naturaleza-arte, que pudo concretar en sus intervenciones espaciales, un ejemplo singular de arte público en España: Jameos del Agua, Mirador del Río, Jardín de Cactus, etc.
En 1992 abrió sus puertas la Fundación César Manrique, una institución cultural privada y sin fin lucrativo, que tiene por objeto la conservación, estudio y difusión de la obra, el patrimonio artístico, la figura y el magisterio creador de César Manrique.
Las instalaciones que en la actualidad constituyen la sede de la Fundación están conformadas por la casa del artista, que el propio César Manrique reconvirtió a su nueva función de espacio museístico. La casa está edificada en una finca que se extiende sobre una colada lávica de las erupciones volcánicas ocurridas en Lanzarote en el siglo XIX. El edificio, levantado sobre cinco burbujas volcánicas naturales de gran tamaño, tiene dos niveles.
La planta superior está inspirada en la arquitectura tradicional de Lanzarote a la que se incorporan elementos funcionales de concepción moderna. El nivel subterráneo aprovecha cinco burbujas volcánicas naturales, que fueron comunicadas por Manrique a través de pequeños pasillos horadados en el basalto de la colada lávica y acondicionadas para ser habitadas.
El último espacio, ya a la salida, está constituido por el antiguo estudio del pintor. En la actualidad se expone en esa sala la pintura de César Manrique o alguna de las exposiciones temporales que organiza la Fundación.