El Jardín de Cactus representa un magnífico ejemplo de una intervención arquitectónica integrada en el paisaje. César Manrique realiza este complejo arquitectónico manteniendo el binomio inquebrantable entre arte y naturaleza que se respira en todas sus intervenciones espaciales. La elección de este entorno privilegiado, como en tantas obras de Manrique, condiciona tanto las soluciones estéticas adoptadas como los contenidos del mismo, que tienen un sentido de integración con el paisaje circundante.
Destacan en el exterior el gran cactus metálico de la entrada y la puerta de hierro forjado como singulares elementos referenciales y emblemáticos, que nos hacen presagiar el carácter majestuoso y sorprendente del interior. El Jardín de Cactus se encuentra situado en el centro de un entorno agrícola caracterizado por las extensas plantaciones de tuneras dedicadas al cultivo de cochinilla.
Los orígenes del Jardín de Cactus se remontan a la década de los setenta del siglo XX, cuando César Manrique, en pleno diálogo creativo con el paisaje insular, fija su atención en la antigua cantera de extracción de ceniza volcánica de Guatiza.
El artista promueve que el Cabildo de Lanzarote, con el que trabaja en estrecha colaboración, adquiera el terreno, amuralle el complejo y restaure el tradicional molino que corona el recinto. El Jardín de Cactus se inaugura finalmente en 1990 y se convierte en la última obra espacial de César Manrique en Lanzarote.
En los cinco mil metros cuadrados del centro existen más de siete mil doscientos ejemplares de más de mil cien especies diversas, originarias de lugares tan dispares como Perú, Méjico, Chile, Estados Unidos, Kenia, Tanzania, Madagascar Marruecos y Canarias. La colección botánica del Jardín de Cactus es obra de Estanislao González y sigue en aumento con periódicas plantaciones de nuevas especies.